Capitalización del proyecto Alianzas Público Privadas para Reducir el Riesgo de Desastres en Guatemala

28 agosto 2017

 

Por: DIPECHOLAC

En los últimos cinco años, las consecuencias atribuidas a desastres ascienden a US$ 1.3 billones en pérdidas económicas. El riesgo a desastres es latente: las consecuencias pueden inhabilitar las economías nacionales, desaparecer empresas, cerrar fábricas de forma permanente y, en consecuencia, eliminar puestos de empleo. El informe de Evaluación Global (GAR) de la UNISDR, señala que ante estas pérdidas millonarias el sector privado debe iniciar con la protección de su propio patrimonio, de manera que la economía mundial sea más resiliente. Esto ha generado interés en el sector empresarial de Guatemala para la planificación y preparación para desastres como factor esencial para el desarrollo sostenible y la resiliencia de la economía, con la participación de representantes y gerentes de empresas guatemaltecas.

El marco de Sendai para la reducción de riesgo a desastres explica claramente el importante papel del sector privado, impulsando inversiones público-privadas en prevención y reducción del riesgo de desastres a través de medidas estructurales y no estructurales, esenciales para mejorar la resiliencia, bienestar económico, social y cultural de las personas, comunidades, países y sus activos, así como el medio ambiente.

El proyecto convocó a instituciones de tres sectores: a) Privado, b) Sociedad Civil y c) Gobierno, para un ejercicio de “Alianzas Público-Privadas enfocadas a la reducción del riesgo de desastres en Guatemala”. El ejercicio en sí, implicó el doble reto de, por un lado, conocerse y por el otro, emprender acciones conjuntas. Integrarse entre actores poco relacionados e incluso confrontados, es un país con historia de polarización, no es tarea fácil y menos aún, realizar tareas conjuntas o hacer acuerdos.

La ejecución del proyecto demuestra la gran capacidad de los actores para acercarse, dialogar y construir relaciones entre sí, o hacerlo en un contexto de tensiones relativas al agua entre ingenios azucareros, líderes comunitarios y funcionarios de gobierno (Escuintla) o empresarios diversos, interesados en incorporar la dimensión de gestión integral del riesgo en las empresas (Ciudad Guatemala).

La experiencia revela capacidad para dialogar con la sociedad y desarrollar acuerdos iniciales orientados a fortalecer capacidades (empresas y sociedad civil) iniciar los primeros pasos para fortalecer normativas y prácticas constructivas en una zona sísmica y aproximarse a construir un auto-diagnóstico sobre gestión integral de desastre en los planes y cultura empresarial, para el desarrollo de una estrategia de fortalecimiento de capacidades.

En el caso de Escuintla, ha sido clave el liderazgo de la gobernadora departamental para una dinámica vigorosa del proceso y la decidida participación del sector cañero, como han sido clave, relaciones previas entre personas de los distintos sectores. Pareciera comenzar a cobrar relevancia en la intersubjetividad de los involucrados, la idea que todos somos interdependientes entre sí y con la naturaleza y que hay hilos invisibles que nos hacen muy vulnerables si no actuamos juntos.

El objetivo del proyecto se centró en la gestión integral de riesgo, a través de la difusión de diversas herramientas de gestión de buenas prácticas de RSE que faciliten y promuevan la incorporación del sector privado en los esfuerzos nacionales y locales de gestión de riesgo de desastres. Los ejercicios realizados, implicaron acciones en el nivel micro, meso y macro, encaminadas a las buenas prácticas.

Todos los socios realizaron acciones en el nivel micro; con empresas, maestros de obra e instancias y expresiones de organización territorial en cuencas, que trascendieron e implicaron a los ámbitos de gobierno municipal. El nivel meso implicó trabajo con gobiernos de varios municipios, departamental y actores diversos en cuencas. En el macro, el ámbito nacional, se mantuvo relación con CONRED, en tanto ente rector y algunas relaciones a nivel regional como UNISDR y CEPREDENAC. Sin duda, se avanzó en permear y fortalecer a los distintos actores para incorporar la gestión integral del riesgo en sus agendas, como lo ilustran los casos analizados.

 

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